Autor y fecha: Indeterminada. La carta es anónima, ha sido atribuida a Pablo, Bernabé, Lucas, Apolos entre otros. Hay quienes calculan su escritura entre el año 63-67 D.C
Propósito: La carta aparentemente fue escrita más que todo a los cristianos hebreos. Estos convertidos estaban en peligro constante de volver al judaísmo, o por lo menos, de darles mucha importancia a las observancias ceremoniales. El principal propósito doctrinal del escritor era el de mostrar la gloria trascendente de la era cristiana en comparación con la del Antiguo Testamento.
Palabra Clave: Mejor o Superior. Al seguir estas palabras, el lector descubrirá la principal corriente de pensamiento.
Carácter y objetivo de la epístola
En el prólogo de la llamada Epístola a los Hebreos (=Heb) leemos: «Dios… [que en tiempos anteriores había hablado por medio de los profetas]… en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo» (1.1–2). Sobre este testimonio de fe, lugar permanente de referencia para la totalidad del escrito, su autor plantea desde el propio comienzo el fundamento teológico de la exposición que va a abordar en seguida. Su objetivo es proclamar la universal supremacía de Jesucristo, la Palabra de Dios encarnada en la realidad inmediata del ser humano (cf. Jn 1.14).
Sin embargo, el carácter de Hebreos es principalmente exhortatorio. Así es como lo concibe el autor (13.22), que a lo largo de toda la carta entreteje las enseñanzas teóricas con consejos y recomendaciones prácticas, a fin de afianzar la fe de sus lectores cristianos en medio de los desalientos, temores y sufrimientos de la vida presente.
Teología de Hebreos
El discurso teológico de Hebreos se desarrolla a través de una constante evaluación del sentido del AT a la luz de la persona y la obra de Jesús, quien mediante su sacrificio en la cruz trae la salvación al mundo (Jn 3.16–17). En Cristo, Dios culmina su revelación, la cual ya antes había iniciado al hablar «de muchas maneras a los padres por los profetas» (1.1); porque Cristo es la Palabra eterna, la Palabra misma dicha por Dios a los antepasados.
La Epístola a los Hebreos pone de relieve el carácter único de Jesús, el Hijo de Dios, y su categoría superior a cualquier otra (1.2–4), ya sea de los ángeles (1.4–2.18), de Moisés (3.1–4.13) o del sacerdocio levítico (4.14–7.28). Solamente Jesús es el «gran sumo sacerdote que traspasó los cielos» (4.14) y que por medio de su sangre nos abrió un «camino nuevo y vivo… para entrar en el Lugar santísimo» (10.19–20).
Frente a la ley de Moisés y al culto del Antiguo pacto, con su complicado ceremonial y sus sacrificios, Cristo entrega su propio cuerpo como ofrenda hecha «una vez para siempre» (9.26–28; 10.10, 14). De este modo se constituye en «fiador» (7.22), esto es, en prenda y garantía de un pacto nuevo y definitivo.
Un amplio espacio de Hebreos está dedicado a describir el sistema cúltico y la institución sacerdotal de Israel, a señalar sus limitaciones y su caducidad (7.18–19, 23, 27–28; 8.13; 9.9–12; 10.1) y a contraponerles la persona de Jesucristo, de cuya muerte profética «para quitar de en medio el pecado», y solamente en ella, el sacerdocio levítico y las ofrendas y sacrificios rituales prescritos por la ley mosaica alcanzan la plenitud de su sentido.
Jesucristo es el Sumo sacerdote perfecto, a quien Dios constituyó, no «conforme a la ley… meramente humana, sino según el poder de una vida indestructible,… sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec» (7.16–17). Cristo es el único que «con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados» (10.14).
A medida que desarrolla su pensamiento, el autor de Hebreos va anotando recomendaciones y advertencias concretas, de aplicación actual a la vida de los creyentes, de tal modo que en ningún momento se pierde la índole exhortatoria del texto. Véanse a este respecto los pasajes siguientes: en unos se previene contra la infidelidad, la apostasía, la desobediencia y la recaída en el pecado (2.1–4; 3.7–19; 4.11–13; 5.11–6.20; 10.26–39); en otros se anima a mantener firme la fe y no desmayar (10.19–25; 12.1–13), y en otros se aconseja acerca de la conducta cristiana, de la pureza de la doctrina y de la necesidad de la intercesión fraternal (13.1–19, 22).
Las exhortaciones que leemos en esta epístola sugieren que las comunidades cristianas para las que fueron originalmente redactadas estaban padeciendo situaciones conflictivas, en parte nacidas de su propio seno y en parte provocadas por la presión moral del medio ambiente. Y no es, probablemente, que se dieran casos concretos de persecución, pero sí que se hiciera sentir en las iglesias como una difusa hostilidad del entorno social (12.1–2, 4). En cualquier caso, debido a una u otra causa, lo cierto es que algunos creyentes estaban cayendo en el desánimo y el abandono de la fe (2.1–4; 5.11–6.12; 10.23–27, 32–39; 12.1-).
Autor y género literario
Este escrito del NT ha sido tradicionalmente llamado Epístola a los Hebreos. Sin embargo, su redacción no corresponde al género epistolar: carece de presentación del autor, no consigna destinatario y tan solo en la conclusión menciona a Timoteo antes de incluir unos rápidos saludos (13.23–25). Respecto de la mención «a los Hebreos», que figura exclusivamente en el título, y no es parte del texto, su carácter es tan general que no permite la menor identificación de los así designados.
El autor demuestra ser un experto conocedor del AT, cuyo texto cita siempre de la traducción griega conocida como Septuaginta o Versión de los Setenta (LXX). Su dominio de este idioma le permitió redactar, alrededor quizá del año 70, nuestra Epístola a los Hebreos, que es sin duda el documento estilísticamente más depurado de todo el NT.
Esquema del contenido [las subdivisiones que aparecen en el texto se han agrupado en unidades mayores]:
Prólogo: Dios ha hablado por su Hijo (1.1–4)
1. Superioridad del Hijo (1.5–4.13)
El Hijo, superior a los ángeles (1.5–2.18)
El Hijo, superior a Moisés (3.1–4.13)
2. Jesús, el gran sumo sacerdote (4.14–10.18)
El Hijo, superior al sacerdocio de Aarón (4.14–7.28)
Jesús, mediador de un nuevo pacto (8.1–10.18)
3. Fe y fortaleza en el sufrimiento (10.19–12.29)
Exhortación a la fidelidad (10.19–11.40)
«Puestos los ojos en Jesús» (12.1–29)
4. La vida cristiana (13.1–19)
Epílogo (13.20–25)
Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
La Biblia de Referencia Thompson, Versión Reina-Valera 1960, Referencia Temática # 4266.
Consejos e Instrucciones del Libro de Hebreos
Introducción
El libro de Hebreos en el Nuevo Testamento, es un libro fascinante. Está lleno de buenos consejos e instrucciones para nuestro caminar con Dios.
Hoy quiero hablar de algunos de ellos. El libro empieza hablando de Jesús y sigue hablando de nuestra salvación en Él, como debemos vivir y nuestra relación con otros.
He sacado 7 puntos muy cortos y sencillos que podemos poner en práctica de este libro.
Vamos a ver algunas características muy positivas de lo que es ‘estar en Cristo’, luego vamos a ver lo que Él espera de nosotros.
1. Fijar los ojos en Jesús porque Él es nuestra salvación
1.a. ‘Nos ha hablado por el Hijo ‘
El libro de Hebreos empieza hablando de Dios, quien en el Antiguo Testamento hablaba a su pueblo a través de los profetas, pero ahora nos habla directamente por su Hijo Jesús, quien murió por nosotros para limpiarnos del pecado. Tenemos acceso directo a Dios a través de Jesús.
Leamos Hebreos 1:1-3
Vamos a considerar esto. Cristo en la cruz pagó nuestro precio, el sacrificio por el pecado, para que podamos ser salvos. Y no solamente esto, sino para que cada uno de nosotros podamos tener ACCESO DIRECTO a Dios, a través de Él, si lo creemos en fe. Esto realmente es tremendo, ¿verdad?
Esto se llama ‘la salvación’. Es admitir que no podemos llegar a Dios por nuestros méritos, sino que Dios nos ha dado el derecho de estar con Él si aceptamos lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros.
Si hay alguien aquí que no conoce a Jesús, y que no tiene la salvación, pues ahora sería un buen momento para reflexionar en todo esto y pedirle que te salve.
1.b. Participantes del llamamiento celestial
En Heb. 3:1-2, vemos que somos participantes de su llamamiento celestial también. Esto realmente es tremendo. Somos, y siempre creyendo en fe, como Cristo, y un día vamos a tener un cuerpo como Él – después del arrebatamiento.
Leemos Heb 3:1
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús,
1.c. Tenemos libertad para entrar en el Lugar santísimo
Y en el capítulo 10 podemos leer Hebreos 10:19, y 10:22-25
Realmente este punto es vital. Podemos entrar en la presencia de Dios a través de la sangre de Jesús, que es el sacrificio que Jesús hizo por nosotros en la cruz. No necesitamos otro mediador porque Jesús mismo es nuestro mediador.
Podemos entrar en lo que la Biblia llama el ‘Lugar Santísimo’, donde el sumo sacerdote en el Antiguo Testamento entraban para hacer el sacrificio una vez al año para todo el pueblo. Era el lugar ‘más santo’ de toda la tierra porque Dios mismo se presentó allí para recibir el sacrificio.
¿Qué significa esto para nosotros? Esto significa que somos como el sumo sacerdote del Antiguo Testamento – tenemos acceso directo a la presencia de Dios, a través de la sangre de Jesús.
Podemos hablar con Dios cara a cara. Dios nos ha permitido este privilegio porque Él quiere tener una relación con nosotros. Esto realmente es tremendo – pensar que el creador del universo quiere mantener una amistad con nosotros. En el antiguo pacto, en el antiguo testamento, solamente una persona podría estar en la presencia de Dios, y solamente un día al año. Ahora, nosotros podemos estar en su misma presencia todos los días del año.
Tenemos que entrar en fe, creyendo que Él nos recibe y nos escucha. Tenemos que aprender a hablar con Él. Si hay pecado en nuestro corazón, tenemos que pedir que nos perdone de pecado y nos limpia por su sangre y el agua – que solamente Él nos puede dar.
Tenemos un gran Padre y amigo. No vamos a desaprovechar de esta oportunidad.
1.d. Librarnos del ‘temor de la muerte’
También vemos que Él ha destruido el temor de la muerte en nosotros, porque vamos a estar con él cuando muramos.
Leemos Hebreos 2:14-15
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte Estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Ya no tenemos que tener temor de la muerte. Si estamos en Él, por la fe, vamos a estar con él cuando nos vayamos de aquí. Cristo nos ama y nos quiere llevar con Él. Piénsalo, es como pasar de un lado al otro. Y un día Cristo va a volver y va a llamar a su pueblo, con sonido de trompeta.
Como cristianos, si estamos vivos en este momento, nos iremos con Él en este momento también. Sería tremendo ir con Él así. Pero si tenemos que morir una muerte natural, pues iríamos con él al cielo pasando por la muerte. Ya no tenemos que tener temor de la muerte. Pronto o más tarde, o por la muerte o por el arrebatamiento, vamos a ir con Jesús, si realmente somos salvos. Esto es nuestra esperanza.
1.e. ‘Es poderoso para socorrer a los que son tentados’
También, Él es poderoso para socorrer a los que son tentados, porque como persona, Jesús resistió la tentación.
Leemos Heb 2:18
Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
Podemos resistir la tentación – Cristo no solamente murió por nosotros, sino vivía por nosotros también. Él sabe lo que es resistir la tentación. Vamos a confiar en Él. Vamos a vivir para Él. Vamos a confiar en Él y cuando estemos en una situación un poco más difícil, vamos a clamar a Él para que nos ayude a salir de ella.
De todas formas la Biblia nos dice que tenemos que salir de las situaciones de tentación. Huir de situaciones peligrosas. José salió corriendo antes de acostarse con una chica joven, (la esposa de Potifar) – y le acusaron de ‘intento de violación’. Le costó unos años en la cárcel por obedecer a Dios, pero sabemos que Dios le honró y fue puesto como Primer Ministro de Egipto. Huyamos de la tentación – sabiendo que Jesús nos está ayudando.
1.f. ‘El pacto que haré con ellos’
Y para ayudarnos, ha hecho un pacto con nosotros y ha puesto su ley en nuestros corazones:
Leemos Heb 10:16
«Este es el pacto que haré con ellos
después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en sus corazones,
y en sus mentes las escribiré»
Dios mismo ha hecho un pacto con nosotros a través de la muerte de Jesús en la cruz. Y, no solamente esto, pero ha puesto sus leyes en nuestros corazones. Él nos ama. De Verdad, nos ama. Él ha hecho un gran pacto con nosotros.
2. Lo que Dios espera de nosotros – Que nos apartemos del mal y que nos animemos el uno al otro
Como tenemos el gran privilegio de ser salvos en Cristo, a través de su sacrificio y muerte en la cruz, tenemos también la gran responsabilidad de seguir firmes en Él y la responsabilidad de animarnos los unos a los otros en la fe.
2.a. ‘No haya en ninguno de vosotros corazón tan malo’
Primero que guardemos nuestros corazones de engaño – Leemos Heb 3:12
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón tan malo e incrédulo que se aparte del Dios vivo
Vamos a cuidar de nuestros corazones. Que seamos vigilantes de nosotros mismos. Que sigamos creyendo en Él. Dios ha hecho tanto por nosotros, nos ha salvado. Nos ha librado del temor de la muerte. Nos ama. Ha hecho pacto con nosotros – ¡y todavía no hemos salido del libro de Hebreos! Vamos, de verdad, a cuidarnos y guardarnos de la maldad.
2.b. ‘Exhortaos los unos a los otros’
Y también de animar los unos a los otros a no volver atrás:
Leemos Hebreos 3: 13-15
Antes bien, exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: «Hoy», para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado, 14porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio. 15Por lo cual dice: «Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación».
Vamos a levantarnos y levantar a otros. Si nuestro hermano cae vamos a levantarle y animarle. Vamos a considerar al otro y levantarle. Pensamos en la parábola del Buen Samaritano. Este hombre hizo todo por el otro. Podemos hace lo mismo por otros.
2.c. ‘Para estimularnos al amor’
Y como hemos visto también, tenemos la responsabilidad de animar y estimular a otros. Todos podemos hacerlo, lasta los más jóvenes.
Leemos Heb 10:24
24Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras
Dios ha preparado buenas obras para cada uno nosotros. Tenemos que estar dispuestos a buscar a Dios y hacer las cosas que Él quiere que hagamos. Es muy importante que tengamos en mente que somos importantes para Dios y que Dios tiene buenas obras preparados para nosotros. Hay que pensar que Dios nos quiere usar para animar a otros, para hablar su palabra, y muchas más cosas. Somos importantes para Dios.
2.d. ‘No dejando de congregarnos’
Pero también, Dios nos ha dado el buen consejo de reunirnos regularmente para aprender el uno del otro.
Leemos Heb 10:25
No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca
La Biblia dice que tenemos la responsabilidad de estar juntos y congregarnos regularmente. Si no lo hacemos no estamos obedeciendo su palabra. Y sobre todo, en estos días – porque estamos más cerca que nunca de su venida.
3. Seguir sin fluctuar y no retroceder
3.a. ‘con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído’
Es la responsabilidad de cada uno de ser diligentes a la palabra de Dios y a la predicación.
Leamos Hebreos 2:1-4
Aquí dice que Dios testifica por el Espíritu Santo sobre la salvación. ¡Que estemos firmes y diligentes!
Escudriñarla a ver si lo que dicen los predicadores es verdad también. (ver Hechos 17:10-12)
3.b. ‘exhortaos los unos a los otros cada día’
Tenemos la gran responsabilidad de orar el uno por el otro y exhortarnos los unos a los otros. No podemos vivir la vida cristiana solos. Tenemos que tener una actitud de buscar el bien del otro y pensar lo mejor del otro.
Leamos Hebreos 3:12-15
Hemos visto aquí que somos participantes de Cristo, y por esto tenemos que tener la actitud de Cristo y cuidar a la gente. Vamos a orar y tener amor por nuestros ‘hermanos en la fe’. Es nuestra responsabilidad de decir al otro si vemos algo erróneo en él – pero siempre en amor. Y es nuestra responsabilidad de escuchar a nuestro hermano si tiene algo que decirnos.
3.c. ‘traed a la memoria’
Tenemos que recordar lo que Dios ha hecho por nosotros y no perder el ánimo. Cuando estés desanimado intenta recordar lo bueno que Dios ha hecho en tu vida.
Leamos Hebreos 10:32-34
De verdad, recuerda lo que Dios ha hecho por ti y por otros.
3.d. ‘No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa’
La Biblia habla de la gran recompensa. Sin embargo, Dios permite que pasemos por pruebas para probar nuestra fe. Tenemos que seguir fieles.
Leamos Hebreos 10:35-39
Realmente Dios está con nosotros y nos ayuda a pasar por cada situación. Lo único que tenemos que recordar es esperar en Él en confianza. Animo, tendremos una gran recompensa si seguimos hasta el final.
4. No endurecer nuestros corazones
Que realmente no tengamos un corazón endurecido o amargo. Pase lo que pase vamos a tener confianza en Dios y seguirle lo mejor posible.
Leamos Hebreos 3:7-8
A veces hay situaciones difíciles en la vida. A veces tenemos que decir que no entendemos las cosas pero que vamos a confiar. De verdad, vamos a guardar el corazón, como dice en Prov 4: 20-24 (leer)
5. Las terribles consecuencias si insistimos en pecar y volver atrás
No voy a decir mucho de este punto, porque solamente Dios sabe el estado real de cada uno. Solamente voy a leer este texto, y que cada uno lo tome como un consejo o mejor dicho un aviso de Dios.
Leamos Hebreos 10: 26-31
6. El Señor Jesús viene otra vez para establecer su Reino
Tenemos muy buenos noticias. Jesús va a venir a buscar a su pueblo, lo que la Biblia llama ‘Su Novia’ y nos vamos a ir con Él en las nubes.
Después de esto va a haber la tribulación en la tierra por 7 años, y después de esto Jesús va a volver otra vez para establecer su reino. Nosotros vamos a volver con Él también. Podría pasar en esta generación, y la Biblia nos exhorta a anhelar su venida.
Leemos Hebreos 10:37
«Porque aún un poco
y el que ha de venir vendrá, y no tardará.
Leemos Hebreos 1:8
8Pero del Hijo dice:
«Tu trono, Dios, por los siglos de los siglos.
Cetro de equidad es el cetro de tu Reino.
7. Podemos entrar en su descanso
Antes de ir al cielo, y tener la perfección allí, incluso aquí en la tierra podemos confiar y descansar en Él. Podemos entrar en su reposo. Esto es confiar en Él, y no estar preocupados.
Leamos Hebreos 4:1-3
Pero vemos que la única forma de entrar en su descanso es al escuchar la palabra, actuar y creer con FE.
Vemos Hebreos 4:2
También a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; a ellos de nada les sirvió haber oído la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.
Vamos a hacerlo. Vamos a poner nuestra confianza en Jesús y creerle. Podemos estar tranquilos pase lo que pase estamos con Él, y que Él está con nosotros//.
Ideas para las reflexiones sobre el Libro de Hebreos
Aspectos previos:
“porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio.” Hebreos 3:14